Esta es la historia de cómo comencé a trabajar con mi amiga en este campo. Nunca habíamos intentado la sublimación hasta que en plena pandemia de 2020 recibimos los beneficios de la Ley de Ingreso Familiar de Emergencia, lo cual nos dio un poco de tranquilidad económica. Mi amiga tenía su taller aquí, y empezamos a trabajar en esta nueva oportunidad.
La invitación dice aquí que se capacitarán y al ser un año pandémico, todo será online. Nosotras nos metemos a todos los cursos impartidos, cada una desde su casa; recuerdo que se metió en un proyecto de convertir su patio en una gran huerta, pero le dio tiempo para asistir a cursos online. Un día, Rosita, la asistente social de la que les hablé, me preguntó qué emprendimiento tenía para poder participar en las Ferias de Emprendedoras. Yo le respondí que vendía ropa usada, pero ella me dijo que no aceptaban eso. resumen.
Noo no me sirve , no aceptan eso y yo rápidamente le digo Es que yo tengo otro emprendimiento con una amiga : ¿Cúal? Y ahí me puse chamullenta .Hacemos tazones sublimados. Pero en mi defensa debo decir que nosotras somos excelente bajo presión. LLamo a mi amiga y le digo tenemos feria de emprendimiento para que vendamos. Mi amiga dice su típico yiaaa de como le vamos a hacer. No les he explicado que ella tenía una máquina guardada hace 10 años para sublimar tazas tela y platos parece y nunca la había usado y yo siempre le decía véndela.
Menos mal que es porfiada. así que nos pusimos a diseñar lo q le pondríamos conseguimos a Norma quien nos imprimió los diseños y empezamos a hacer tazas. En esa feria llegaron personas pidiendo diseños personalizados .A pesar que no dominábamos tan bien el rubro, aprendimos y pudimos perfilar el negocio en esa dirección.
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